lunes, 14 de febrero de 2011

CRÓNICA DEL OCTAVO PARTIDO DE LIGA CONTRA EL UNIVERSITARIO DE BADAJOZ.

Deserciones impropias de compañeros hicieron que contra Badajoz, contra Badajoz nada menos, nuestra delantera se presentase incompleta. Como mal menor se me alineó en un improvisado paquete de delanteros ya de por sí experimental en cuanto al resto de las demarcaciones (flanker a pilar, ocho de segunda línea, etc.). Nunca habían dado mis huesos fósiles en tal puesto, lock o segunda, de modo que sobre la marcha, aunque una vida tarde para mi primer día de clase, imité a quienes me flanqueaban siguiendo sus indicaciones con la penosa sensación de ser, en una mesa hipotética, la pata coja que incomoda la merienda. Para colmo, a la postre (y ya desde el aperitivo), no disfrutaron de dicha comilona más que nuestros oponentes, gozando tal atracón de ensayos que la mesura debiera haber castigado con alguna indigestión de ju-ego o cuando menos con una noche de adhesión al bicarbonato en lugar de a la santa cervezuela.
Dada mi inexperiencia en la mencionada posición viví el partido alternado la nula perspectiva del neófito en la yunta intelectual de la melé y la vertiginosa confusión del juego abierto en que no éramos más que náufragos batidos por las trombas del tifón pacense. Desubicado, avasallado, frustrado y desfondado sentí que era inútil tratar de escribir la crónica de un encuentro del que no había visto más que el inframundo del pollo sin cabeza y así se lo hice saber a Paco. Podría escribir que empujé, corrí, plaqué y nada sirvió de nada; no sé más, no vi más. Inspirado Paco me sugirió que empezase la crónica justamente por esa anécdota, la de haber sido delantero; dicho y hecho y precisamente estando en esto me di cuenta de que mis sensaciones o eran en su mayoría extrapolables al sentimiento general del vía crucis del equipo o como mínimo me servirían de ejemplo para concretar la abstracción de muñeco de pin-pan-pun que había sido nuestra vivencia del choque.
Avasallados.-
Agradezco el respeto del Universitario al tomarse la jornada contra nosotros con concentración y competitividad máxima ¿por qué si no iban a enfrentarnos la gran guardia pretoriana de toda la vida más algunos refuerzos repescados de la liga portuguesa? ¿Por el recelo que despierta la capacidad de nuestros chavales? No, sin duda por rectitud y deferencia hacia nosotros y hacia la competición en que participamos. Lo cortés no quita lo valiente así que, una vez en el partido, Badajoz nos sometió categóricamente en cada ámbito de juego de principio a fin, sin pausa, sin freno, cosechando ensayos a manos llenas. A su delantera le sobraba la mitad de jugadores para ganar y conservar la posesión del balón con lo cual dirigían sus ataques contra los tres cuartos con superioridades insalvables. Dominaron las melés, los rucks, los mauls e incluso las touches. Sus mauls eran espectaculares, se atornillaban y desatornillaban prodigiosamente ante nuestra lucha infructuosa mientras avanzaban como un cuchillo en la mantequilla.
Victoria por K.O. para ellos desde el lance inaugural. Ya, ya sé que el símil pugilístico no procede con esto que de ser boxeo nunca hubiésemos combatido vista la discrepancia de pesada entre contendientes. Sin embargo, cómo desperdiciar una metáfora tan heroica: de haberse permitido la pelea hubiéramos besado la lona inexorablemente al primer contacto, felices sueños en el asalto inicial… Como esto es rugby -qué bien- nada de sueños felices, la somanta se dilató los ochenta minutos reglamentarios.
Era un equipo impresionante, el más potente al que nos hemos enfrentado esta temporada y quizá (nunca hemos jugado contra el CAR A) el más potente contra el que Zafra ha disputado un choque en la liga regional a lo largo de su trayectoria. Su supremacía en kilogramos, experiencia, nitidez de juego y pegada es hoy por hoy, a mi criterio, superior al resto de competidores. Ignoro si en el cómputo global algún gourmet de este deporte objetaría cierta carencia de “alta cocina” o excelencia rugbilística en las entretelas de su estrategia. A mí personalmente, que no soy ningún experto, me gustó su apuesta semicruda y rotunda, su poderío telúrico que espero les dé de sobra para lograr el ascenso de categoría este año. Éxito que les deseo no solo por buenas formas o por el orgullo de ser de la provincia si no porque de esta manera disfrutaremos de ellos al otro lado de la barrera que nos separa de la Primera.
Desubicados.-
Frente a nuestra precariedad en edad, peso y número de jugadores, aportamos entrega al club y disponibilidad total. No obstante, el que cada uno de nosotros estemos dispuestos a jugar donde se nos ponga no nos hace ser más que parches voluntariosos. El pasado sábado frente a Badajoz el equipo estaba completamente parcheado y eso se hizo notar; demasiadas incertidumbres de posición ¿qué hacer? ¿Hacia donde correr? Y demasiadas acciones instintivas lastradas con falta de experiencia. Como hecho destacable recordar que las primeras seis touches de que dispusimos fueron lanzadas a beneficio de los pacenses a causa de las soluciones apuradas de última hora, fue patente la descoordinación y la ignorancia de señas claves.
Además, la acción en especial de su delantera (expeditiva y superexperimentada), sembraba más vacilaciones de las habituales en las filas de Zafra al anticiparse automatizada a la totalidad de nuestras tímidas iniciativas. Nos obligaban a replegarnos a la desesperada y a formar piñas inservibles que abrían vacíos notorios por flancos o entre líneas a los que acudíamos en segundas cortinas en desventaja constante y siempre para apiñarnos incrementando más y más la sensación de estar perdidos o de estar donde no debíamos estar.
Desfondados.-
Con todo a su favor (más organizados, más corpulentos, más curtidos), el ritmo ofensivo pacense fue in crescendo a medida que el tiempo transcurría y a medida que nuestro equipo se desdibujaba asfixiado por la pugna desigual. No hubo lugar a la dosificación de esfuerzo: a punto de ahogarnos… ¿Cómo administrar las fuerzas en medio de la tempestad? Cada acción defensiva requería hasta el último resuello y tras ese aliento terminal aún corríamos como zombis en pos del balón para cerrar alguna otra brecha en nuestras posiciones, para seguir defendiendo.
Únicamente cuando se pactaron las melés, en la recta final de la segunda parte, Zafra pudo recoger los despojos de pulmón desmigajado a lo ancho del terreno y contraatacar con cierta solvencia. Estos minutos de hostilidades propias y de equilibrio equívoco terminaron rematando nuestro fondo físico facilitando la debacle final y el pico de lances postreros con que el Universitario acabó de demolernos.
Frustrados.-
Inmersos en el fragor de la pugna es imposible no sentir impotencia al verse derrotados de una forma que sobrepasa la mera contundencia. A más lucha y pundonor más frustración (aunque debiera ser al contrario) y lo cierto es que la desilusión es máxima porque nos batimos con máxima dignidad más allá de la lógica y de la esperanza de sacar nada positivo, por el mero hecho de ser jugadores de rugby y de estar allí. Los análisis posteriores explican lo obvio aunque a duras penas sanan las heridas morales. Hemos de sentirnos orgullosos por nuestro decoro y por el hecho de haber competido. Hemos de sentirnos orgullosos por seguir entrenando, como esta semana, mirando a ese futuro que aún es vuestro. Próxima parada los JUDEX.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un par de cosas desde Badajoz.
La primera (importante para nosotros) no somos universitarios, somos Club de Rugby Badajoz, el Universitario murió hace dos años y una segunda, recuerdo haber sufrido un 98-6 contra alcobendas y un 98-0 contra la selección andaluza de rugby, recuerdo también aunque no jugaba yo un 125-0 del Liceo al CAR hace no tanto tiempo... lo que quiero decir con esto es que todos hemos recibido alguna vez en la vida alguna paliza de este tipo, lo importante ya lo dice el que redacta el texto es darlo todo en el campo para aprender y levantarse, después del trabajo llegan los frutos, eso seguro, ha sido un honor enfrentarnos. Saludos. Primera línea Badajoz.

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