miércoles, 17 de noviembre de 2010

CRÓNICA DEL SEGUNDO PARTIDO DE LIGA CONTRA EL UNIVERSITARIO DE BADAJOZ

Crónica breve para un encuentro sin demasiada historia. El gigante pacense nos aplastó como era predecible y es que si David ganase a Goliat todos los días David dejaría de ser David y Goliat de ser Goliat. La Providencia, este domingo, nos reservaba otro pasaje bíblico: el del diluvio universal. Fuertes lluvias y frío condicionaron el partido dando cierta épica a la consumación de una derrota anunciada.
A pesar del tanteo final, sólo un lego en este deporte podría describir la victoria del Universitario como un paseo, ningún partido de rugby es un paseo ni se gana sin sacrificio o sin ensuciarse la camiseta, esta es la grandeza general de este deporte y, en concreto, de cada uno de los jugadores de ambos equipos que disputamos el choque. Porque, a pesar de la gran superioridad pacense, ellos sabían que tenían que pelear -y pelearon- para cumplir sus objetivos y anotar cada ensayo y nosotros, aún abocados a la derrota, para vender cara nuestra piel. Rugby en estado puro: quizá primitivo, quizá de choque, quizá condicionado -quizá inspirado- por una climatología de lo más británica (tenerse en pie era ya un reto con tanta lluvia) que nos retrotraía a su origen mismo en Inglaterra, deporte de villanos jugado por caballeros como contraposición al fútbol (deporte de caballeros practicado por villanos) y con esto quiero destacar y agradecer a Badajoz el excelente comportamiento de sus jugadores en el campo y, obviamente, fuera de él.
Cada una de las predicciones meteorológicas consultadas los días previos coincidían en señalar las 13:00 del domingo 14 como la hora de máxima concentración e intensidad de las precipitaciones esperadas para el fin de semana, justo a la hora del partido. No se equivocaron esta vez y nuestro sagrado terreno, a fuerza de agua, se tornó un lodazal para cerditos felices que amenazaba con tragarnos a todos, árbitro incluido. ¡Al mal tiempo buena cara! Este podría ser nuestro lema y luchando contra los elementos ambos clubes salimos enchufadísimos; el Universitario, siempre proclive a priorizar su delantera, se encontró pronto a gusto bajo unas condiciones que facilitaban el juego directo, relegando las florituras de balón para tiempos mejores. Nosotros, a la par, contrarrestamos su iniciativa con solvencia durante los primeros 15 minutos, periodo en el cual incluso soñamos con David y su golpe maestro en el entrecejo del tal Goliat… Tras ese amable espejismo la maquinaria pacense, lubricada por la lluvia, empezó a ajustarse y a gustarse forzando agrupamientos que nos arrastraban, creando superioridades que nos desbordaban, arrinconándonos en las inmediaciones de la línea de marca hasta que llegó su primer ensayo. Ello no nos descompuso, nuestra delantera es muy joven y muy ligera, nuestros tres cuartos lo mismo, maduros, sin embargo, en la entrega al equipo y a los compañeros, generosos en el esfuerzo, en la ayuda a los más débiles, en el refuerzo de los puntos más endebles y en el aprendizaje de los errores… Estas virtudes, que son nuestra fortaleza, nos permitieron mantener las líneas durante las andanadas pacenses y, al estar bien plantados en el campo, resistir más de lo previsible la inapelable eficacia anotadora del Universitario.
Badajoz es mejor y fue mejor, felicidades unánimes desde nuestro equipo, el milagro de nuestra victoria, si no les importa, lo dejaremos para un día en que brille el sol.

Hay que celebrar la vuelta de Brian, nuestro niño pródigo y prodigio (que esperamos también en los entrenamientos). Destacar a Rodrigo, el jabato implacable de la primera línea, y a Paquito Lupín que jugó de maravilla multiplicado por su propio pundonor. Animar al Chimpo, un golpe lo sacó del partido, para que no se desanime y vuelva por sus fueros.

jueves, 11 de noviembre de 2010

NUEVA PELICULA DE RUGBY



Después de una espectacular y arrogante torpeza, que lo convierte en un marginado en su propio país, un mimado jugador estrella del rugby escocés lucha por reconstruir su carrera y su vida en el Midwest de los EE.UU.

Incluso en su nivel más alto, hasta mediados de la década de 1990 el rugby no pagaba a los jugadores, conservando la idea del amateurismo por mucho más tiempo que los demás deportes. Y ahora el ambicioso y talentoso Keir y su padre, Finlay Kilgour, una leyenda del rugby de la vieja escuela, se enfrentan desde extremos opuestos de ese ideal. A medida que Keir asciende a lo más alto del rugby escocés profesional, su deseo de fama y dinero entra en conflicto con la necesidad de ganarse el respeto de su padre, siempre crítico.

Después de un atroz acto de egoísmo en el escenario más importante del rugby de Escocia, Keir, sin saber adónde ir, huye de su experiencia en este deporte con el ilusorio propósito de lograr más celebridad en el exigente mundo del fútbol americano profesional. Pero una vez llegado a los EE.U., su propia arrogancia lo traiciona, y Keir termina jugando en un pésimo equipo de rugby de Kansas City en lugar de hacerlo en la NFL. Mientras las circunstancias lo obligan a crecer lenta y gradualmente, Keir hace que su nuevo equipo comience a ser respetable. En el transcurso de este proceso, Keir encuentra la forma de demostrarle a su padre que no son tan distintos después de todo. Luego, Keir lleva a su andrajoso equipo de Kansas City a Escocia para jugar frente a Finlay, y nuevamente las tentaciones de fortuna amenazan la reconciliación entre padre e hijo. Al final, Keir deberá escoger entre sus propios ideales y los de su padre.

Site oficial de la película: http://www.playonthemovie.com