jueves, 7 de octubre de 2010

Crónica VII torneo de Rugby Feria de San Miguel.

¿Quieren vivir al filo de la navaja? Únanse al Club de Amigos del Rugby Dragones de Zafra. A menudo me pregunto si no fue nuestro subconsciente global de especie amenazada lo que nos llevó a hacer coincidir el torneo de rugby a 7, celebración fin de temporada, con la fiesta en Zafra “de la luna al fuego”. Siempre al borde de la extinción, en un entorno radicalmente indiferente a nuestro deporte, nos sumábamos de esa manera a los rituales del solsticio de verano, agradeciendo los frutos del año para que astros, dioses, políticos y nuestras propias fuerzas volvieran a sernos propicias la temporada venidera (toda ayuda es poca).
Hasta ahora el milagro continua, seguimos existiendo, la suerte nos ha sonreído con trabajo y fe contra la lógica aplastante de los censos poblacionales, la futbolcracia y las apreturas económicas. Lamentablemente nacimos demasiado pronto para que además del entusiasmo de la novedad, especialmente fugaz en nuestra villa, nos beneficiara el estímulo de esta nueva liga extremeña con 7 clubes en liza, aquel primer equipo nuestro de 30 jugadores senior falleció de pura inferioridad y monotonía en un campeonato polarizado por Cáceres y Badajoz. Me gusta especular que de haber surgido hoy el club no hubiera sufrido retroceso alguno, alentado por el dinamismo de la liga autonómica ampliada. Por otra parte, nuestro nacimiento precoz quizá fue precursor de lo que hoy vivimos en nuestra región… Con lo cual para qué lamentarse.
Y ha de ser y ha sido hasta ahora, por supuesto, en el torneo de apertura, en el de feria, donde, año tras año, el milagro de nuestra existencia empieza a hacerse patente… Por eso en esta ocasión frente a Salamanca el número de jugadores que habitualmente entrenamos se vio multiplicado como panes o peces, los ancianos echamos a correr, donde hay niños aparecieron titanes e incluso hubo público hormigueando en las gradas. Hubo vida y esperanza y por ello hay que dar gracias, gracias a todos. Gracias especialmente a nuestros oponentes, el R.C. Salamanca, por el espectáculo que nos dieron. Fue un placer enfrentarse a un equipo tan joven y disciplinado, tan bien entrenado, con ese criterio de juego magnífico; rugby más que limpio impecable, moderno y repleto de recursos. Sin duda los envió algún demiurgo propicio, algún “gurú” impulsor del rugby para estimularnos, para recordarnos el camino y en qué consiste este deporte ¡qué ejemplo! Por eso hay que entrenar duro, por eso hay que estar concentrados en los entrenamientos, por eso hay que aprender, para ser como ellos. En la primera parte del encuentro, sus tres cuartos atacaron sin descanso respaldados por una delantera dinámica que no paraba de anticiparse a las dudas de los nuestros. Su apertura, que jugó de maravilla, supo explotar cada desajuste de posicionamiento local y con múltiples fases de juego propiciar el desgaste físico de Zafra, creando, además, mil y una situaciones de superioridad que culminaron con brillantez y contundencia. Transcurrida media hora de juego, los delanteros dragones, bastante cansados, comenzaron a emborronarse en una especie de dilución de responsabilidad que quedaba patente en acciones sin cabeza, mientras los jugadores de línea, desasistidos por tanto, trataban de achicar con un vaso las vías de agua que abrían los cañonazos rivales y cómo no, el barco se fue a pique.
En la segunda parte más de lo mismo, despliegue de ataque visitante con protagonismo, para variar, de su delantera en ráfagas de juego directo que también demostraron dominar para desaliento local. Zafra no obstante, siguió dando la cara con actuaciones memorables por parte de algunos de los más jóvenes del equipo, haciendo gala, además, de un gran espíritu de sacrificio frente a un adversario netamente superior y con ventaja clara en el marcador.
El balance para nosotros es extremadamente positivo, ha llegado la primera prueba del año y hemos salido airosos para continuar con el resto de la temporada y es cierto que nos faltó ritmo de partido, coordinación, cohesión, posicionamiento, criterio para la defensa y ataque, etc. Pero no es menos cierto que son defectos subsanables, lo básico, un equipo, estuvo plantado en el campo, un equipo vivo para seguir soñando y cuando digo vivo digo joven y cuando digo joven digo que crece y cuando digo que crece digo, en último extremo, que es invencible.
Nuestro medio es hostil, nadie se enfrenta a más adversidades que nosotros y, aún así, hemos llegado puntuales a nuestra cita con la liga, como vaya a ser su desenlace depende de nosotros, de nuestra intensidad, de nuestro compromiso ¿No es estupendo?

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